LAS LINEAS DE NAZCA
INTRODUCCIÓN
Perú tiene una larga lista de atractivos enigmáticos, pero sin duda este es uno de los más misteriosos. Se trata de figuras de gran dimensión (la más grande mide 300 metros) dibujadas sobre la tierra con formas geométricas, de animales y una humanoide, usando una técnica que rellena los trazos con piedras para crear un contraste de color que más tarde es cubierto por la arena, y así se obtiene un efecto duradero.
Se suele
decir que, las sorprendentes líneas de Nazca,
conjunto de geoglifos ubicados en Perú, fueron descubiertas por la científica
María Reiche, pero los orígenes de su aparición datan de muchos siglos antes.
Su
creación se atribuye al paso de distintas civilizaciones durante varios siglos,
específicamente los paracas y los nazca. Su descubrimiento moderno se remonta
al siglo XX, lo que dio inicio a una inacabable investigación y preservación
sobre estas figuras.
Descubrimiento y estudios de las líneas de Nazca
El primer avistamiento registrado de las líneas de Nazca data del año
1547, de la mano del conquistador y cronista Pedro Cieza de León (1520-1554),
el cual describió por primera vez la existencia de una “líneas” en el desierto
de Nazca.
Este descubrimiento, que por muchos años fue interpretado como una serie
de vías, no condujo a un mayor interés sino 380 años después.
En 1927, la llegada del arqueólogo Toribio Mejía Xesspe (1896-1983),
como parte de la Tercera Expedición Arqueológica de la UNMSM, marcaría el
descubrimiento moderno de las líneas de Nazca, cuyas impresiones serían
publicadas 12 años después por el mismo Toribio, calificando los geoglifos como
“caminos sagrados”.
De igual manera, se afirma que durante la primera mitad del siglo XX las
líneas pudieron ser observadas desde las alturas por militares y civiles que
sobrevolaron la región.
La apertura de vuelos comerciales entre Lima y la ciudad de Arequipa permitían avistar las milenarias figuras. Para entonces, una interacción más cercana no era posible.
La llegada de Maria Reiche al desierto de Nazca se produjo al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y fue ella quien con gran voluntad moldeó la significación histórica y el valor investigativo y de conservación que merecían los geoglifos.
Origen de
las figuras
Son miles
de dibujos los que adornan la región, entre los que se destacan figuras como
trapezoides, triángulos y espirales, hasta las formas más populares animales y
humanas: la araña, el colibrí, el mono, el cóndor, el árbol, las manos, la
flor, el hombre con ojos de búho (también conocido como “astronauta”), etc.
El origen
de estas figuras se remonta a la civilización nazca, aunque nuevas evidencias
han permitido asegurar que algunas figuras pudieron iniciarse mucho antes de
aquella.
Por
ejemplo durante la cultura paracas,
la cuál habitó la región entre los años 700 a.C. y 100 d.C., cuando se estima
el inicio nazca.
Las
figuras humanas visibles hoy en el desierto de Nazca se atribuyen a los
paracas, al igual que otros 75 geoglifos, que incluso muestran técnicas
diferentes en su realización, con muy leves modificaciones que pudieron ser
hechas por los nazca siglos después.
Las
investigaciones han arrojado que las líneas no pueden considerarse como el
resultado de un solo momento histórico, sino de la combinación y continuidad de
varios.
Funciones
de las líneas
La
cultura nazca fue considerada una civilización pacífica y principalmente
ceremonial. La mayoría de sus rituales giraban alrededor de la naturaleza, y
sobre todo, del agua.
Debido a
las duras condiciones climáticas, los rituales y las ofrendas a los dioses
solicitaban el beneficio del agua durante épocas limitadas del año, lo cual le
daba un carácter sagrado a ese recurso.
Gran
parte de los geoglifos nazcas fueron realizados como lugares de ceremonia, en
la que se recorrían las líneas a medida que se realizaban rezos, ofrendas y
hasta sacrificios.
En varios
de los geoglifos geométricos se han encontrado restos de altares y vasijas que
los nazca quebraban con el fin de hablar a sus dioses. Al ser una civilización
agrícola, sus ofrendas se basaban en los productos que cosechaban.
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